…”Tómate tiempo para jugar. Tómate tiempo para amar y ser amado.
Tómate tiempo para dar. Ése es el Secreto de la Eterna Juventud”
Míralas bien. Sentilas. Puede que
parezcan palabras. Son ondas de consciencia, que adoptan formas de letras para
que tus ojos las reconozcan. Entre espacio y espacio, también hay impulsos de
energía, pura, para que tu ser se expanda e ilumine. Vine en tu búsqueda porque
sé de lo que sos capaz. Necesito tu ayuda. Mejor que hablar es accionar.
Acompáñame, ya lo hicimos otras veces. Despleguemos nuestras alas, al compás
del viento. Volemos así, bien alto. Que tu luz sirva de guía para aquellos que
ahora contemplan el cielo, en busca de una señal. Advertí cómo transmutan
aquellos ojos tristes. Vamos bien. Tu sonrisa les imprimió un atrayente
resplandor, lleno de vida y encanto. No te detengas, sigamos. ¿Ves esas manchas
oscuras? Son áreas de inconsciencia. Así se ven los campos vibratorios que
ayudamos a sostener cuando la negatividad nos impregna. Estos son los espacios,
densos, que oxidan el corazón, para impedirle que se abra y reconozca la
degradación y el desequilibrio al que se expone al hombre, de manera
sistemática. Intuiste bien. Este es el sitio donde esparciremos nuestras
semillas de luz, para ayudar a que florezca el discernimiento y prospere la
esperanza. Antes de soltarlas imprímeles tus mejores intenciones. Que tu alma
las recubra con su fe. Proyéctales, también, tu ferviente confianza en un mundo
más humano y armónico, donde vivamos celebrando y vibremos en el amor. Disfruté
de nuestro vuelo. Me siento pleno. Mi espíritu sabe que este recuerdo
permanecerá, imborrable, en mi memoria. Qué importa si no llegamos a ver los
frutos. Nos sobra con la ardiente certeza de saber que, a nuestro modo, sumamos
para humanizar la realidad. Te dejo, en este cálido y fuerte abrazo, mi
agradecimiento más sincero. Sé que siempre estarás a mi lado, cada vez que
venga y te diga... "necesito tu ayuda"
Julio Andrés Pagano