23.11.15

5º mes

Pasó la tormenta. Un vaivén de emociones constantes, contradicciones, confusión.... un emerger constante de situaciones pasadas, reacciones antes olvidadas que toman el momento presente cual si fuera "aquel día que hice ..., aquel momento en el que me negué, ese instante en el que dañé.." De pronto la vida ante los ojos, lo disfrutado, lo dejado de lado, lo anotado para después. 

Nadie pudo explicarme de qué se trataba esto hasta que coincidí con otras como yo. Mujeres que parieron días antes o días después, el resto de madres, por eso de la intensidad de los momentos, olvidaron el proceso y ya, aunque hacen un esfuerzo, no recuerdan. Incluso a mí se me ha olvidado parte de lo vivido a su llegada, ¡es tan intenso!, la memoria falla porque ahora, estamos a otra cosa, no interesa recordar, sino estar presente, ¡Vivir!. 

Cuando me salí del aquí y del ahora creí romperme en pedazos, quizás fue así, sí, lo fue, me rompí al completo por forzarme a seguir un ritmo ajeno a mi persona, por querer involucrar a mi bebé en mis estudios, por acelerarme para cumplir horarios y "deberes". 

Me paré, lloré y lloré por no respetarme y me di las gracias por permitirme parar y sentirme. Encontré la respuesta "Aquí y Ahora", mi hija y yo y nada ni nadie más marca el ritmo de mi vida. Y así es que me quité kilos de mi espalda. Ahora camino más recta, más ligera y menos dolorida. Aún hay cicatrices que permanecen sin curar, lo siento, seguiré atenta, observándome y sintiéndome, permitiéndome ser sin más pretensión que ViVIr. 

La maternidad abre puertas que la razón no alcanza a comprender. 

Fuente: ojana.wordpress.com 

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