19.2.19

El temido destete

Fuente: internet

Un proceso lento, gradual, y hermoso. 

¿De qué voy a escribir en las siguiente lineas?, de mi experiencia, sólo de eso, sin pretender ser maestra de nadie, lo comparto porque a mí me ayuda mucho leer sobre otras experiencias, encuentro en ellas formas de hacer, gestionar... que me atraen, que me facilitan... Quizás a ti también te resuene algo de lo que yo cuento y te facilite algo tu experiencia. Por más que he leído sobre el tema, de lo único que puedo escribir es de lo que he experimentado y comprendido hasta el momento. 

Me apetece compartirles mi experiencia sobre este tema tan delicado, quienes son o hemos sido madres lactantes saben que no es sencillo de tratar, ya no sólo porque cada experiencia sea única, no hay díada mamá bebé iguales entre sí; además de esto, es delicado porque cada una tenemos nuestras propias creencias, nuestro sistema de apoyo (o no), nuestros miedos, usos y costumbres locales, etc. Y además socialmente se ha perdido el respeto a los procesos naturales, y en ciertos lugares genera hasta incomodidad que se de el pecho, ¡hasta que se hable de ello! Me parece una barbarie la desnaturalización de la humanidad. 

Al grano. 

Yo decidí dar el pecho a mi hija el máximo de tiempo, el máximo que ella necesitara y el que yo fuera capaz de entregar, porque es una entrega total ¡mente, cuerpo, alma... espíritu!, se da el 100% o se entra en lucha (esa es mi experiencia). 

En mi caso, aproximadamente un año antes de la retirada hice un taller online con Carol Cerro, de Espacio Vida, ¡GRACIAS!, me aclaró infinidad de dudas, me sirvió sobre todo para darme cuenta de que lo mejor para nosotras en ese momento, era seguir, a pesar de la desesperación que sentía por quitárselo, porque así era como me sentía, agotada, y desesperada, necesitada de un poquito más de energía para mi. Me di cuenta de que necesitaba alimentarme mejor, tener más espacios y tiempos para mí, y no simplemente quitar el pecho de pronto. 

Hoy hace aproximadamente dos semanas que se lo retiré por completo, mi hija tiene tres años y medio;  ha sido hermoso e intenso, y mucho más sencillo de lo que me imaginaba. 

Cuando hace meses comencé a sentir que ya no quería darle más, no tenía claro si era el momento o no de retirárselo, estaba llena de dudas, de conflictos internos ¿y si se vuelve a resfriar y no quiere comer nada más que pecho? (¡ahora me digo, si no tiene pecho seguro que querrá otra cosa!, ¡no es tan complejo!) ...¿y sí..... ? ¿y cómo la consuelo?.... Me venían infinidad de dudas a la mente y me dediqué a alimentarlas, y continué dando el pecho llena de dudas, agotada e incómoda. Una noche decidí que sólo  para dormir,  y comencé a contar (leeentamente); ya no valía "dame teta un rato que me apetece"... si al contar hasta 10 no estaba en proceso de dormirse ¡que yo diferenciaba entre el "me voy a dormir" del "cierro los ojos para tomar teta"!, se la quitaba y a jugar. 
Luego comencé a contar hasta 10 en cada pecho cuando era para dormir, y se la quitaba. Las primeras veces se quejaba, le daba otra vez hasta 5... así varias veces en la noche, hasta que se acostumbró. 

Si estaba mala no contaba, y con el tiempo me di cuenta de que a veces "quería estar malita" para tomar teta, así que comencé a decirle que yo ya no tenía tanta energía para darle más de 5 ¡contar hasta 5, que no es lo mismo que 5 minutos!; y cuando me comenzó a irritar que me tocara el otro pecho mientras mamaba, ahí le quitaba la mano y le pedía que ni rozara el pezón ¡la irritación era tal que me daban ganas de patalear y gritar sacándola de mi lado!; no lo hice nunca, aunque sí que en más de una ocasión me tuve que levantar de la cama, mi cuerpo gritaba ¡NO QUIERO DAR MÁS TETAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!. 

Para no alargarme demasiado; además creé rutinas de contacto que las llamo yo, para antes de apagar la luz; una "jugar a la peluquería", en la cama, con la luz tenue, jugábamos a peinarnos, ponernos trabas, al papá también!!. Otra rutina "masajes con aceite" y "cosquillas con el peine en la espalda". Estas rutinas además de crear un ambiente de relax para dormir mejor, nos llenaba de placer y mimos mutuos, y por ello acortaban la demanda de pecho, cuando lo pedía, casi que ni lo tocaba y caía rendida. 

Una tarde, salimos de paseo sin el carrito, y me pidió que la cogiera para volver a casa, a los 5 minutos de caminata se había quedado dormida con su cabeza colgando sobre mi hombro. ¡Esa fue la primera vez que se durmió en mi cuerpo sin tomar teta!. 

Durante las "últimas noches" le decía espera un poco, antes de darte la teta necesito relajarme y voy a cantar, y me ponía a recitar algún mantra de los que nos gusta a las dos, o alguna de sus canciones favoritas, y mientras si me dejaba, le hacía cosquillas, ¡y comenzó a dormirse sin teta!. 

Y ya para concluir, llegó a casa el virus de la gastroenteritis, ¡no se lo deseo a nadie!, a ella le pasó como si nada, a mí me derrumbó, y me fue imposible darle ni un segundo, cuando la noche que me dominó el virus me pidió pecho le dije que para mí era imposible, que no podía ni un segundo, así lo sentí. Esa noche lloró, quería al menos un poquito, y de veras que no podía, se me partió el alma al verla llorar de aquella manera, lo bueno fue que no duró mucho, su padre la convenció para salir a pasear en el carrito y volvió dormida, luego la sacamos del carro, y tan tranquila. La segunda noche fue igual, aunque con menos llanto. Durante el día ella veía que yo estaba totalmente exhausta y comprendió mi necesidad de "guardar la poca energía que me queda para mí". Recuerdo que le dije "necesito energía para estar contigo, si te doy el pecho, se me va y tendrán que venir a cuidarte abuela u otra persona mientras papá trabaja", y ella me contestó que vale, pero que al menos la dejara abrazar las tetas, y eso hizo, abrazar y darle besos, con todo su amor. 

Al tercer día ya no hizo falta el carro, ya no hubo casi queja, y se durmió mientras le contaba cuentos. Eso sí, ¡qué largos los cuentos post pecho!... por suerte, ahora tras dos semanas ya le es muchísimo más sencillo dormirse sin pecho al estar a mi lado, y los cuentos vuelven a ser moderados. 

Se me olvidaba ¡cuando digo que se duerme sin teta!, me refiero a que se duerme sin teta conmigo, ella se dormía tranquilamente sin pecho desde que era bebé en los brazos de mi madre, y en el portabebés con su padre, siempre que ambos estuvieran en calma y con la paciencia necesaria para acompañarla hasta los brazos de Morfeo. 

De este proceso, lo que he aprendido es que cuando "yo" tengo las cosas claras, y hago las cosas con determinación, todo sale de manera más sencilla y sin dramas ni traumas aparentes. 

"Me cuido y así puedo cuidarte"

Hay quien lo tiene claro desde el principio, o siempre lo ha tenido claro, en mi caso no fue así, yo me di al 100%, me perdí y sigo en el reencuentro conmigo misma. Aprendiendo a cuidarme para poder cuidar, y para que mi hija, que como niña que es, todo lo aprende desde el ejemplo, desde el hacer de su entorno, aprenda ella también a cuidarse. 


A pesar de que la gastroenteritis no fue planificada, yo tengo claro que la cogí porque me pilló en un momento de mucha debilidad física y emocional, llevaba casi dos semanas sin dormir acompañando las noches de mocos y tos de mi hija, entre otras cuestiones que me restaban horas de sueño y calma. Y, así como llegó se fue, y dejó la experiencia de la "enfermedad como reposo", para mí supuso un abandono casi absoluto de mis obligaciones, rendí esos días al 1%.


1.2.19

Nuevos proyectos


Hace muchos años comencé a coser, ¡tantos años!... creo que tenía 3 ó 4; mi vecina era costurera, la señora que nos cuidaba cosía, la madre de mi mejor amiga le hacía los disfraces para el colegio, y mi bisabuela hacía obras de arte a ganchillo y a dos agujas, y yo me quedaba embelesada contemplando su arte, el arte de cada una de ellas, creando maravillas a partir de pedazos de tela o bobinas de hilo. Yo las imitaba, me encantaba hacerle ropas a mis muñecas, mantas, y aunque no aprendí a coser hasta unos años más adelante, siempre creé uniendo de la manera que podía aquellos pedazos de tela, y hacía enredinas con la lana y otros hilos.  Me llevaba los retales a casa, siempre tenía en algún lugar de mi habitación una caja o una bolsa a reventar de retales. Me maravillaba el ir sacando uno a uno, ver sus colores, sentir sus texturas, grosores... ¡unirlos y crear! Sentir que con mis manos podía hacer algo bello, algo útil, a partir de los pedazos...

Tras el nacimiento de mi hija sentí la necesidad imperiosa de reconectar con mi esencia, con ese arte que sin darme cuenta quise dormir, y comencé a crear cuadros muy sencillos, originales y llamativos. Algunos vendidos, muchos regalados en cumpleaños y otras celebraciones, y otros esperando a encontrar esas manos que los trasladen a sus nuevos hogares.

Y, desde no hace mucho, comencé a crear pelotas, animales, broches y otros complementos, además de avanzar en los cuadros, ampliando la temática a motivos canarios y de otras culturas.

Y eso que les cuento es mi nuevo proyecto, seguir profundizando en la costura con fieltro, en la reutilización de retales, y en la creación de nuevas líneas de productos para tiendas y particulares.

Este es el comienzo, o la continuación, de un camino que me apasiona.

Siempre me encantaron las películas en las que aparecían círculos de mujeres sentadas cosiendo edredones de patchwork, tejiendo amorosas mantas de lana o hermosas bufandas para toda la prole. Me visualizaba entre ellas, compartiendo el te de la tarde, o el café de la mañana mientras nuestras manos daban nuevas forma a las telas que nos llegaban.


Hoy siento que estoy en ese camino de nuevo, no sé qué será, a dónde llegaré o no llegaré, la verdad es que no me importa, sé que es lo que me gusta, lo que siempre  me apasionó y en ello estoy.Compaginando con otras labores, investigando, probando, errando, avanzando en mi día día, materializando lo que una vez, hace mucho tiempo soñé.

Desde cambiar un botón a subir un vuelto, el hecho de crear, modificar, mejorar.... siempre me maravilló.

Desde la sencillez, la humildad y la ilusión.... les comparto mi nuevo proyecto, que anda despacito, aunque sin pausa... Ha ido fraguando lentamente y siempre estará en desarrollo, ...


¡¡Deseo me acompañen en este nuevo viaje!

 Hand made Artesanando

El Atelier

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Cuentos por la diversidad

¡Cuántas ganas tenía de poder contarlo! Hace tiempo que comencé a magullar una idea, llevo meses buscando entre libros y en los archivos de ...