Eslovaquia

Bratislava

Primavera de 2011, alguien me dice que están buscando a una persona para co-coordinar un proyecto internacional a ejecutar en Eslovaquia el próximo verano. ¡Cómo no!, me presenté voluntaria y por fortuna, salí seleccionada. 

Durante la primavera y hasta pocos días antes del viaje trabajamos los/as coordinadores de grupo a través de nuestros ordenadores, desde Eslovaquia, España y Bulgaria. Diseñamos las actividades de dinamización, educación medioambiental y desarrollo comunitario para el proyecto que había creado el equipo del país de acogida. Fue un trabajo intenso, de muchas reuniones online, infinitos e-mails, horas delante de la pantalla intentando aportar lo mejor de cada uno/a para que todo saliera de la mejor manera posible. 

Viajé para Eslovaquia unos días después de mi cumpleaños (4 de julio), mi primera actividad en el país fue disfrutar de un Festival increíblemente fascinante llamado Pohoda Fest, en Trencin; esto no formaba parte del proyecto, pero sí de la inmersión cultural prevista para quienes como yo teníamos sed de aventura. 

Mi llegada fue acogedora, el director del proyecto me recibió unos días antes, me acogió en su familia y me facilitó todo para que llegara bien al festival. 

Me subí al tren que llevaba a Trencin pensando que igual me daba la vuelta, lo más multitudinario que había conocido hasta el momento era el WOMAD en Las Palmas, y ya me parecía agobiante. El tren iba abarrotado, cuando llegué a la estación de destino pensé en vender mi entrada y huir de las masas... casi no me podía mover en la estación. Finalmente superé mi terror a las multitudes y pasé como una más entre el rebaño. 

Yo iba con un saco de dormir, una mochila con algunas cosas para comer, un poco de dinero, algo de agua y sabiendo que dos chicas del proyecto también iban a estar en el Festival. Además de esto, había contactado por la red de viajeros/as (Couch Surfing), con una chica de Praga, que tenía la intención de ir y que se había ofrecido a compartir su caseta de campaña conmigo, pero hasta que no llegó, no supe si podía contar o no con ella, pues ni ella misma sabía qué haría. Lo peor que podía pasar era que me tocara dormir al raso o que con mi don de gentes encontrara una caseta alternativa. Puestas a la aventura, no había nada que perder, confiaba en la bondad de las personas. Llegó la noche y con ella Diana y su caseta, la cual prácticamente no visitamos, las actividades eran tantas durante prácticamente todo el día/noche... que lo menos que hicimos fue dormir. 

El lugar, una explanada de un antiguo aeropuerto, enorme, no recuerdo cuántos escenarios, carpas, zonas chill out, etc habían, las zonas de acampada eran inmensas y aún así, aunque estaba a rebozar de personas, era tan amplio el espacio que en ningún momento me agobié durante el festival, lo del tren para volver es otro cuento, pero tenía tanto sueño que ni recuerdo el trayecto de vuelta. 

En tres días me bebí una cerveza, el calor era tal, y las ganas de bailar tantas, que mi cuerpo sólo asimilaba el agua. Canté, bailé y disfruté como nunca. Recuerdo haber conocido a algunas personas, entre ellas a una chica mexicana, de Sonora, que estaba de viaje por el mundo, y había decidido ir al Pohoda a ver a Molotov, pasamos el concierto juntas y pudimos saludar a la banda. 

Expandí mi conciencia bailando ritmos africanos, me deleité escuchando la suave y profunda voz de Susana Baca, y vibró todo mi cuerpo con The Markovič Orkestar y Fanfare Ciocarlia. Descubrí muchísimos grupos, y dancé con todos ellos. 



Cada amanecer circulaba una mini camioneta con un grupo de instrumentistas que al ritmo de la Fanfare nos recordaban que seguía la programación. 



Y después de la inmersión cultural en el Pohoda Fest, tocó el retorno a las responsabilidades, una semana más tarde inició la ejecución del Proyecto "Do not destroy the nature, do not eat the rubbish", desarrollado en las poblaciones de  Trávnica y Suchá nad Parnou.













Las actividades que desarrollamos fueron las siguientes: 

Intercambio cultural: Dinámicas, juegos, bailes, canciones populares y gastronomía. Y para quienes estábamos de visita en el país realizamos un recorrido precioso por diversas localizaciones de Eslovaquia, fue una inmersión muy significativa en su cultura. 

Sensibilización medioambiental: juegos, pase de modelo eco-sostenible, creación artística, manualidades, teatro, limpieza de zonas comunitarias con la población local, visitas a espacios naturales, etc. 











Profundamente agradecida por la experiencia, los aprendizajes y el crecimiento que supuso para mí. 


  A modo de despedida les dejo el enlace del Pohoda Fest, por si quieren curiosear y se animan a conocerlo. https://www.pohodafestival.sk/en/


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