11.4.13

Espíritu nómada

Cuentan, que en nuestros comienzos fuimos nómadas a tiempo completo, grupos de personas que movidos por las necesidades básicas de alimentación y confort, nos trasladábamos de un lado para otro en pos de las mejores condiciones para vivir. Me es sencillo imaginarme en una de esas caravanas, cruzando praderas hacia el Sur en busca de tierras cálidas en las que pasar el invierno.

Aún quedan pueblos nómadas diseminados por el mundo, muchas veces me pregunto ¿si fuéramos más, no iría mejor el Planeta?. Viajar abre nuestra mente y corazones, hace que apreciemos la diversidad como riqueza y nos da lecciones bravas sobre lo que verdaderamente es necesario para vivir.




Una vida rutinaria, llena de horas puntas, tráfico, ruido e infinidad de artilugios incomprensibles e innecesarios nos llevan a distanciarnos del Planeta, de nuestra naturaleza. Cada vez el mundo se va haciendo más artificial, por lo que cada vez hay más y más enfermedad, melancolía, desesperación,  menos espacios naturales y menos felicidad.

Una vida de viaje, de paisajes diversos, de nuevos colores y experiencias inimaginables, aportan la riqueza que el dinero no nos puede dar. No trato de viajes en los que prima el dinero, sino  de aquellos en los que reina la diversidad de experiencias, y en de los que podemos comprender que con lo que llevamos en la maleta e incluso menos, nos sobra para vivir. 

Quizás sea por instinto que muchas de nosotras necesitamos movernos con frecuencia, requerimos aventurarnos hacia rutas salvajes para sentirnos perdidas y encontrarnos en medio de lo desconocido, para recordar lo que verdaderamente tiene valor y soltar lo que lo ha perdido o simplemente nunca lo tuvo. 

Hay una teoría, de no recuerdo quién, que dice algo así " si permanecemos siempre en el mismo lugar, con la misma gente, haciendo las mismas cosas, corremos el riesgo de perdernos en la cotidianidad y olvidarnos de quiénes somos verdaderamente", es pues necesario distanciarse para desidentificarnos de aquello que no somos y reencontrarnos con nuestra esencia. 


Hay quienes no viajan por no tener dinero..., aquí puedes encontrar algunas ideas para coger carretera y manta;


El transporte es lo más sencillo, tenemos un dedo gordo hermoso, que puesto hacia arriba mientras sonreímos al borde de la carretera hace milagros en multitud de países. Desde luego, para viajar sola como chica no es muy recomendable, pero igual puedes encontrar compañeros- as  de aventuras. Si estás en una Isla, como yo, será un poco más complejo, pero hay opciones. 

Para dormir; dependiendo del clima del país y de la seguridad, se puede ir a casas o centros  okupas, playas, parques, cuevas, redes gratuitas de alojamiento... 

Para comer; se puede reciclar comida en mercados agrícolas, supermercados, etc. ¿Qué es reciclar comida!. Consiste en pasarse por los lugares citados anteriormente o restaurantes, según crea cada cual o, según las posibilidades del lugar, y pedir  las sobras o aquello que por su estética ya no se pueda vender pero sí comer. En algunos pueblos funciona muy bien, pero siempre está el riesgo de quedarse con el estómago vacío. O simplemente puedes plantearte una dieta sana y variada a base de crudos, es mucho más económico y sencillo de consumir.

Si el viaje se plantea sin reloj y por tanto sin prisas, nos podemos detener a  buscar  un trabajo formal,  o incluso alojamiento y comida a cambio de unas pocas horas de trabajo. Esta opción  nos da la posibilidad de relacionarnos con la comunidad local de otro modo, nos acerca a redes sociales mucho menos visibles pero normalmente más ricas en cuanto a aprendizajes. 

Otra opción es la de acceder a Redes de intercambio como Woof, Helpxnet,... o Comunidades de Viajeros como Couch Surfing, Sustantable Couch, BeWelcome u Hospitality Club. 


Si verdaderamente queremos mover el trasero y conocernos mientras nos pateamos el Mundo,  hay mil maneras de hacerlo, está en nosotros plantearnos lo que queremos y buscar, o crear los medios para lograrlo.

Es de sabios reconocer el momento adecuado, querer viajar no significa que este sea el momento, quizás ahora no puedes, pero si estás abierta-o a la posibilidad de hacerlo y vas creando las condiciones adecuadas, llegará el momento en el que abras los ojos en un paisaje totalmente diferente.



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