30.12.18

Despidiendo 2018



Como cada año los últimos días de diciembre llega la revisión de cajones y carpetas, me despido de aquello que ya no es útil o válido en mi vida y cierro las puertas a lo que ya concluyó. Dejo espacio para lo nuevo; nuevas experiencias, personas, objetos, aprendizajes... Las acciones externas reflejan mi estado interno, limpio fuera y dentro, dentro y fuera. Algunos años tengo más tiempo para rituales sencillos, otros me limito a hacer una limpieza interna unida a alguna visualización. 

Este año está siendo especialmente simbólico, llegan regalos que me traen recuerdos de lo que quiero soltar, e invitaciones a apetecibles encuentros y experiencias. 

Y como cada año también, dedico un tiempo a visualizar lo que deseo para el año entrante, algunos de mis deseos más profundos tienen que ver con la libertad y la seguridad de las personas, sobre todo de las mujeres, quienes de alguna manera nos estamos viendo cada vez más acorraladas por el aumento de la agresividad en esta sociedad tan desconectada y deshumanizada. Me gustaría ver cómo las personas vamos tomando conciencia sobre la responsabilidad individual en este tema tan delicado, y cómo socialmente nos apoyamos desde los primeros instantes de la vida, unas a otras, las personas, para que dejen de crecer monstruos feroces, devoradores del alma ajena, despojadores de sueños, de vidas. Porque por más que nos duela, la realidad es que está en nuestras manos favorecer esos cambios, dar sostén a las personas para que puedan crecer en paz, y si no se entiende bien lo que quiero decir, lo explico mejor, la agresividad, la violencia es una cuestión histórica, estructural, ... y sólo desaparecerá, si eso puede llegar a ocurrir, en el momento en el que las personas nos sintamos felices con nosotras mismas, y para ello ha de haber un sostén, una atención, dedicación, desde que se está en el vientre materno, es necesario que tomemos consciencia de que todos estamos conectados, de que somos seres sociales y nos necesitamos. Basta ya de competir, basta ya de tanta individualidad... basta de ser más que el otro/a... pongamos nuestra energía en crecer felices, en mejorarnos como personas, y seamos nosotras mismas... expresemos nuestras necesidades y responsabilicémonos de nuestras vidas. Hagamos de este lugar que habitamos, un lugar de tranquilidad, de cariño, de comprensión, hacia nosotras mismas y hacia el resto. Cuidémonos y cuidemos de las demás personas. 

Me duele cuando leo noticias como las de Laura, Diana, Sara, Marta...Gabriel... en este mundo tan lleno de dolor puede existir la paz, la tranquilidad, la seguridad, y depende de cada una de nosotras, personas con poder de decisión, con poder de actuación, con capacidad para responsabilizarnos de lo que somos y contribuir a que este mundo cada vez sea más sano, porque está enfermo, y si no hacemos nada, enfermamos con él. 

Deseo pues que tomemos conciencia de nuestros dones y los desarrollemos, que seamos felices con nosotras mismas, y nos dediquemos a vivir nuestra vida, porque podemos ser el cambio que deseamos ver en el resto, porque la vida es un espejo... y lo que hay fuera, hay dentro de nosotras, y mejorándonos a nosotras mismas, lograremos irradiar esa luz, esa paz, ese amor y ese gozo que tanto necesita la humanidad. Y quizás nuestra luz sea pequeñita, aún así será suficiente para que quienes comparten nuestra vida la sientan y vibren con ella... y así se expanda. 

Mis deseos de paz y amor son una posibilidad real en ti, en mí, en cada ser viviente. 


FELIZ 2019

Fuente de las fotografías: google

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