Se acerca el día Internacional contra la Violencia de Género. Quizás sea más práctico, o mejor dicho, más útil, centrarnos en los positivo, lo constructivo, en las posibilidades; en el qué podemos hacer, en lugar de buscar en contra de qué ir... Pero es cierto, que hay realidades duras, que duelen, que matan, que dejarlas de lado no significa para nada enfocarse en la constructividad, positivismo u optimismo. Realidades que de ser olvidadas podría significar abocarnos a repetirlas.
La Historia es útil para aprender de ella. Mirar al pasado con curiosidad, y sacar aprendizajes de ella; convertir los hechos, las experiencias, en conocimiento y fortalezas es muy positivo.
Por los motivos anteriores me acerco una vez más a la dura realidad de México. Hace anos que en las noticias no se escucha, no se ve, no se lee sobre ello, pero no hace demasiado estuve en ese bello país, y sé, que aún, a día de hoy, el feminicidio está vigente. Que aún, a día de hoy, los culpables andan sueltos, que aún, a día de hoy, siguen muriendo cientos de mujeres al anno.
Pero no es sólo México quien permite tales atrocidades hacia la mujer, hay cientos de países que colaboran de un modo u otro en la perpetuación del sometimiento de las féminas, de las madres, de las hijas, hermanas y abuelas.
Maltratar a una mujer, ya sea física o psicológicamente, para mí supone negar la vida. Quien se atreve a pegarnos, humillarnos, vejarnos, se está insultando, humillando y vejando a sí mismo. Se está negando la vida, se está destruyendo.
Sin mujeres el Ser Humano no existiría, no se aún de ningún hombre que
tenga la capacidad de procrear. No tienen cabida aquí los avances de la ciencia para justificar el prescindir de una mujer para dar vida a un ser humano, porque en algún momento del proceso, se necesitó de ella.
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