La civilización occidental es la historia del patriarcado, la historia dominadora y jerarquizada del poder y del intelecto que juntos nos han conducido a nueavs cimas de la tencología y a la posibilidad de destruir nuestro planeta.
Se están talando y quemando nuestras selvas tropicales;
el aire, el agua y la tierra están contaminados.
Los residuos nucleares, los pesticidas, los hidrocarburos y
los aerosololes tóxicos están envenenando a nuestra Madre Tierra,
están envenenándonos a nosotros
y a todas las criaturas, grandes y pequeñas (...)
Tener como principios dominantes el lucro y el poder conduce a esto,
y a las guerras. Está convirtiendo el planeta en un páramo, (...)
Extracto de libro "El millonésimo círculo", de Jean Shinoda
"El millonésimo círculo" es la puerta de entrada al mundo de las espirales, de los círculos concéntricos, de las almas que se miran directamente a los ojos y se honran las unas a las otras por el mero hecho de existir. Sin más pretenciones que la de encontrarnos y abrazarnos se abren por infinidad de lugares en este bello mundo espacios de confianza entre mujeres, por mujeres y para mujeres.
Un círculo con un centro, con una intención clara busca acelerar el proceso y un movimiento que ya está en marcha. Belleza y verdad, creatividad y espiritualidad se dan la mano para movilizar en el interior de las mujeres la fuerza que les mueve a cambiarse y cambiar. Nos acercamos en el circulo las unas a las otras de una forma personal, segura en la que impera la igualdad, todas diferentes formando la unidad.
Llegamos, nos silenciamos, observamos y aprendemos a estar, a mantenernos en la clara y firme determinación de que ese es el lugar que hemos elegido para encontrarnos y reencontrarnos a nosotras y a las demás, un lugar para evolucionar y revolucionar.
Dice la Dra. Jean Shinoda, autoa del libro citado al inicio de este post que la clave para la creación de círculos de mujeres es Observar, hacer y enseñar, ella lo llama el Mantra del estudiante, un modelo de aprendizaje basado en la experiencia directa.
Obsérvalo, hazlo, enséñalo
Un aspecto a destacar de los círculos de mujeres es que no son una forma de terapia, incluso cuando se producen curaciones dentro de él o a raíz de la participación en el mismo, es un lugar de encuentro, de apertura, de crecimiento y evolución, y depende de las personas que lo compongan cómo se desarrollen los mismos.
Permanecer o no permanecer en el Círculo es una opción, no hay obligatoriedad sino compromiso, honestidad y valor para hacer lo que se ha de hacer en el momento que corresponda, sin culpa, sin pesares, desde la conciencia de que es lo que se elige, con plena apertura, agradecimiento y amor por lo que fue y por lo que se es.
Cada mujer cuida de su propia psique y de la del círculo
Cada persona encuentra su propio centro y es capaz de ver y sentir el centro del círculo, cada cual vuelve a su centro y al centro del mismo cuando se encuentra perdida, una y otra vez, insesantemente porque siempre se darán situaciones que nos hagan tambalearnos, pero está en nosotras volver.
La belleza es fundamental en la vida, es un aspecto a cuidar en nosotras mismas, en nuestro hogar, nuestras relaciones y también por tanto en el círculo.
Pide lo que necesitas y te será dado.....
Con apertura y fe, todo llega en el momento que ha de llegar, ni antes, ni después.
Empieza por los círculos de mujeres;
cada uno de ellos es como una piedrecilla que se arroja en un estanque.
El efecto que el círculo produce en las mujeres que lo forman,
y el efecto que esas mujeres tienen, es una influencia que se
expande como anillos concéntricos. Obsérvalo, hazlo, enséñalo.
Se una influencia donde estés. (...)
Todo aquello que eres capaz o sueñas que eres capaz de hacer, hazlo ya.
La audacia entraña genio, poder y magia.
Empieza a hacerlo ahora mismo.
(W.H. Murray)
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